CASO MALDONADO POR Ricardo
Luis Mascheroni - Docente
MEDIOS
DE COMUNICACIÓN, CEOS Y PEPITA LA PISTOLERA
No hay dudas que la mayoría de
los medios de comunicación, que además son afines a
Cambiemos, han jugado en este lamentable suceso un papel central,
no para su esclarecimiento, sino todo lo contrario, embarrando la
cancha, con supuestas hipótesis armadas por el Gobierno o
“servicios amigables”, con la finalidad de licuar las
responsabilidades de aquél, por lo menos en el esclarecimiento
del caso, cuando no en su intervención directa a través
de las fuerzas de seguridad a su
Así
hemos visto titulares de los más variados, con disparates o
“líneas de investigación” de la causa, que
todos conocemos y que diría que casi nadie creyó, fuera
de sus fanáticos partidarios, las que tuvieron un efecto
contrario e incrementaron las dudas sobre la veracidad de lo afirmado
desde los círculos oficiales.
El
blindaje mediático, como en la película “Mentiras
que matan”, que a partir de la información dada por el
gobierno, intentaron dar por sentado que lo que mostraban era verdad, y
esperar que el paso del tiempo ayudara a que el caso cayera en el
olvido. Evidentemente el tiro les salió por la culata y con
el transcurrir de los días se incrementó la desconfianza
social.
En
esta gestión de Ceos para Ceos, los Ceos del Gobierno debían proteger a los Ceos
terratenientes del sur de las hordas vandálicas de la RAM
(resistencia ancestral mapuche), denunciados por los mismos pueblos
originarios de la zona, como una organización creada por
servicios de inteligencia, y en una de las tantas
intervenciones represivas, sobre todo con fuerzas de seguridad
acostumbradas a la prepotencia y en la soledad patagónica, donde
muchos comen de la mano de los estancieros extranjeros, algo pudo haber
salido mal y la seguidilla de torpezas, complicidades e impericias,
generó una ola de nieve que puede terminar en un alud de
difícil pronóstico.
A
este estado de situación malsana se ha llegado producto de la
impunidad con la que se maneja el gobierno en algunos temas y sobre
todo cuando cuenta con la venia mediática, agravado por la
intervención de una funcionaría que más que
Ministra de Seguridad de todos los argentinos, se cree la comandante de
un batallón, como en su viejas épocas y hasta se viste
como los Gendarmes, que con su ignorancia supina y su torpeza
contribuyó al desmadre del caso, y puso a todo el Gobierno, de
confirmarse la posible comisión de un delito por parte de
quienes intervinieron en el procedimiento que terminó con la
desaparición de Santiago Maldonado, en una difícil
situación desde el punto de vista penal, configurando los
delitos de complicidad y encubrimiento.
El
Juez de la causa no fue ajeno a este fárrago institucional y la
corriente terminó por arrastrarlo, sin que atinara a tomar una
decisión más o menos prudente para el esclarecimiento del
caso, que nos retrotrae a épocas que creíamos superadas
en el país.
Insisto
y más allá de lo que cualquiera piense sobre la
desaparición de Santiago Maldonado, no existen dudas que todo
este estropicio y angustia generalizada son responsabilidad del
Gobierno Nacional y de su Ministra de Seguridad, producto de cuando
menos su impericia y torpeza.
Si
hubieran tenido un poco de sentido común, y nada que ocultar,
solamente con haber hecho una aplicación del dicho popular que
reza: “no se puede ser juez y parte”, y que según el
diccionario significa: “Estar implicado en un asunto, lo que
dificulta o imposibilita mantener una actitud imparcial con respecto a
él”, podrían haber hecho una gran
contribución para saber qué pasó con Santiago.
En esa dirección, con solamente
haber solicitado como corresponde en derecho, en este tipo de
situaciones o causas, el apartamiento del Juez y la Gendarmería
de la investigación, ya que uno y otro están
inhabilitados jurídica y moralmente para investigarse a
sí mismos, la causa hubiera ganado en transparencia y seriedad.
De
haber tendido esa actitud prudente, abierta e imparcial (aunque sea
difícil pedirle peras al olmo), el estado de la
investigación sería completamente diferente y
quizás, tal vez, ya todo el país sabría
dónde está Santiago o qué fue lo que le hicieron u
ocurrió.
Hoy
el Rey está desnudo y todos lo están viendo.
Ricardo Luis Mascheroni - Docente-